El 28 de junio de 1969, la policía
de Nueva York hostigó y reprimió violentamente a los asistentes del
bar Stonewall en Greenwich Village.
Durante los siguientes días,
la represión policial dio pie a una serie de revueltas encabezadas por personas trans y racializadas.
Estos disturbios cimentaron la lucha por los derechos de la comunidad LGBT+ en Estados Unidos y el mundo.
Por eso, desde 1970, se celebra el 28 de junio la Marcha del Orgullo.
En México, la primera
Marcha del Orgullo
se organizó en 1979.
Una de las principales luchas
fue desestigmatizar a la comunidad LGBT, perseguida
y patologizada por sociedad
y autoridades.
Gracias a estas demostraciones, la homosexualidad fue sacada de la lista de enfermedades de la OMS en 1990.
En 2018, también la transexualidad dejó de ser considerada como una enfermedad.
En 2009, se aprobó el matrimonio igualitario en la CDMX. Y en 2015 se aprobó el cambio legal de género.
Pero la lucha no ha terminado. Aún son comunes los crímenes de odio,
la violencia y la discriminación.
El año pasado hubo 81 asesinatos en razón de orientación sexual e identidad de género en México.
Por eso, miles de personas marchan en junio.
Marchan porque no están avergonzadas de ser quienes son.
Marchan para seguir luchando.
Marchan para mostrar su orgullo.