Taiwán es el escenario de tensiones políticas y militares por la soberanía que busca defender ante China.
Este conflicto se remonta varias décadas atrás.
En 1945, cuando terminó la ocupación japonesa tras la Segunda Guerra Mundial, Taiwán pasó al control del Kuomintang, el partido nacionalsita que gobernaba la República de China.
A finales de los años cuarenta, la revolución comunista de Mao Zedong tomó el territorio continental y fundó la República Popular China.
El presidente Chiang Kai-shek y lo que quedaba del Kuomintang huyeron a la isla de Taiwán, donde gobernaron durante las siguientes décadas.
Por su parte, los taiwaneses argumentan que nunca fueron parte del Estado chino moderno, ya sea el formado en 1911 o el establecido por Mao en 1949.
El gobierno de China asegura que estos antecedentes son prueba suficiente para determinar que Taiwán fue originalmente una provincia china.
China ejerce una presión diplomática considerable sobre otros países para que no reconozcan a Taiwán ni ejerzan vínculos diplomáticos que impliquen su reconocimiento.
La reciente visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, muestra la sólida relación no oficial que existe entre EE.UU. y Taiwán.
Aunque EE.UU. no los reconoce como Estado independiente, le vende armas a los militares taiwaneses.
Además, la industria estadounidense también depende de Taiwán para abastecerse de chips.
Las tensiones con China han ido escalando al punto que el ministro de defensa de Taiwán, Chiu Kuo-cheng, asegura que están en su peor momento de los últimos 40 años.
Y las fuerzas de ambos países son muy desiguales...