A pesar de las cada vez más evidentes ventajas de la vacunación, el movimiento antivacunas crece en todo el mundo.
¿Cómo surgió este movimiento y por qué sigue existiendo?
La primera vacuna fue creada por el inglés Edward Jenner en 1976 y, junto con su distribución, comenzaron las protestas.
Es así que, en Londres, los primeros grupos antivacunas surgieron junto a las primeras leyes de vacunación obligatoria en 1840.
Paralelamente, surgieron otros grupos antivacunas en otras partes del mundo, como en Nueva Inglaterra (1882) y en Nueva York (1885).
La Liga Antivacunas neoyorkina logró que se derogara la ley de vacunación obligatoria en varios estados. Y los movimientos antivacunas prosperaron en Estados Unidos.
En 1970 apareció un informe que afirmaba que 36 niños tuvieron problemas neurológicos a causa de la vacuna contra la difteria, tétanos y tosferina.
Posteriormente se descartó toda correlación.
Asimismo, el informe que más polémica causó fue publicado por Andrew Wakefield en The Lancet en 1998.
El artículo afirmaba que la vacuna del sarampión estaba relacionada con el autismo.
El estudio se convirtió en un estandarte para afirmar que las vacunas eran dañinas.
El movimiento tomó fuerza con la expansión de internet. Así, se propagó a México y muchos otros países.
Seis años más tarde, The Lancet y varios coautores se retractaron del escrito.
Descubrieron que Wakefield había falsificado datos debido a “conflictos financieros”.
Finalmente, en 2010, The Lancet retiró el estudio de Wakefield para evitar difundir más desinformación.
Se considera uno de los más grandes fraudes científicos de este siglo.