Cada abril se adelanta una hora el reloj a causa del horario de verano, una invención de principios del siglo XX que se implementó para ahorrar carbón.
Un siglo después, el horario de verano se emplea para ahorrar electricidad.
Aunque científicos argumentan que, de hecho, puede llevar a un mayor gasto eléctrico.
Además, diversos estudios han demostrado que el horario de verano puede, incluso, ser perjudicial para la salud.
Según un estudio publicado en la revista Sleep Medicine, el horario de verano está relacionado con un aumento de los accidentes cerebrovasculares.
En 2016, Healthline informó de un incremento del 11% en casos de depresión estacional entre los estadounidenses durante el horario de verano.
Esto se debe a que el adelanto de hora altera nuestro reloj biológico o ritmo circadiano, lo que crea un desajuste con el mundo exterior.
Es por eso que muchos neurólogos abogan por su abolición y por el restablecimiento de un horario estándar permanente.
Al adelantar la hora, el desplazamiento de la luz natural es antinatural, provocando afectaciones en el sueño que derivan en otros problemas de salud.