Los Juegos Olímpicos eran un evento deportivo de la antigua Grecia, que tenían lugar cada cuatro años en el lugar sagrado de Olimpia, en el Peloponeso occidental. Se celebraban en honor a Zeus, el dios supremo de la religión griega. Los Juegos se celebraron entre el 776 a. C. y el 393 d. C.
Fueron el evento cultural más importante y se disputaron 293 Olimpiadas consecutivas.
El deporte, un cuerpo sano y el espíritu competitivo eran vitales para la educación griega. Por eso, los Juegos no tardaron en convertirse en uno de los eventos más esperados.
Su importancia fue tan grande que el período de cuatro años entre los Juegos se llamó Olimpiada y sirvió como método cronológico.
El ganador del primer y único evento, la carrera a pie del estadio (192 metros) fue Corebo de Élide, y desde entonces, se registró a cada vencedor y se nombró cada Olimpiada con su nombre, lo que nos dio la primera cronología precisa del mundo griego antiguo.
Más de 40 mil personas, atletas, filósofos, políticos, artistas, poetas y otros peregrinos viajaron de todo el mundo griego a Olimpia para ver los Juegos.
Olimpia, como lugar neutral y sagrado, supo promover de manera única, más allá de las trivialidades de la vida cotidiana, los ideales de paz, libertad, igualdad y respeto mutuo.
La gloria de Olimpia existió por siglos y fue tan grande que llevó al famoso poeta Píndaro a escribir:
"Así como no hay nada más fuerte o más brillante que la luz del sol, así no hay competencia más grande o más brillante que la luz del sol, más brillante que el de Olimpia".