¿Cómo se llegó a este punto
y cuál sería la solución?
El llamado "Día 0", cuando la falta de agua sea irreversible luce más cercano en México. La mayoría del país sufre de sequía y escasez de agua.
Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2022, el 33 % de las viviendas con acceso al agua no disfrutan de un suministro diario.
México es un país vulnerable
a sequías, porque el 52% de
su territorio está ubicado
en clima árido o semiárido.
Lo anterior sumado a que desde
el siglo XX, la población se ha triplicado. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), las extracciones de agua de los mantos acuíferos subterráneos se sextuplicaron.
El 60% del agua potable proviene
de los cuerpos de agua superficiales. Siete ríos representan el 71% del agua superficial, concentrados en la zona centro y sur, mientras que sólo el 29% del agua superficial se ubica en la zona norte.
Otra problemática es la deforestación. En los últimos 20 años, nuestro país ha perdido suficientes bosques para cubrir cinco veces la superficie de la CDMX. La pérdida de bosques y selvas elimina la posibilidad de captación de agua de lluvia, ya que afecta y altera el ciclo del agua.
Según los datos del Banco Mundial, en México, la disponibilidad promedio anual per cápita pasó de 10 mil metros cúbicos (m3) en 1960 a 4 mil
en 2012. Se estima que para 2030, esta disponibilidad descienda debajo de los 3 mil m3 por habitante al año.
De acuerdo con expertos de la UNAM, desde 1977, cuando
se realizó la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre
el Agua, en Mar del Plata, Argentina, se establecieron recomendaciones para evitar
este escenario y que deben ser aplicadas con prontitud por
las autoridades pertinentes:
-Aumentar la eficiencia del uso del agua
-Ajustar tarifas
-Reciclar el agua
-Hacer más eficiente
la producción agrícola
-Tecnificar el riego
-Evitar fugas
-Prevenir la contaminación
de los fuentes superficiales