Era el 13 de agosto de 1945, y el "núcleo del demonio" estaba listo, esperando caer sobre un Japón que aún estaba desgarrado por las bombas de Hiroshima y Nagasaki.
Pero la historia tenía otros planes.
Japón se rindió el 15 de agosto, lo que significó que la tercera bomba atómica en la que habían estado trabajando los científicos del Proyecto Y, una esfera de 6.2 kilogramos de plutonio refinado y galio, no sería necesaria para el esfuerzo bélico.
Si el conflicto hubiera continuado, este núcleo de plutonio se habría detonado sobre otra ciudad japonesa.
El dispositivo localizado en Los Álamos, cuyo nombre en código era "Rufus", se retuvo en las instalaciones para realizar más pruebas.
Fue durante estas pruebas que esta bomba nuclear, que se conoció como el "núcleo del demonio", se ganó el nombre porque encontró una oportunidad para matar.
El 21 de agosto de 1945, tras un error en un experimento, el núcleo produjo un estallido que provocó la muerte del físico Harry Daghlian.
Daghlian recibió una dosis letal de radiación. Su mano quemada e irradiada se cubrió de ampollas y tras padecer náuseas y dolor, murió 25 días después del accidente.
El 21 de mayo de 1946, uno de los colegas de Daghlian, el físico Louis Slotin, estaba realizando un experimento similar. Todo parecía ir bien, hasta que un nuevo fallo causó una tragedia.
Slotin recibió una dosis de radiación mayor que Daghlian. Falleció apenas 9 días después del accidente.
Tras los accidentes, el plutonio del "núcleo del demonio" fue fundido y se reintegró a la reserva nuclear de EUA.
Nunca fue detonado y seguramente fue lo mejor.