La decisión fue cuestionada porque no tardaron en surgir acusaciones de sobornos y corrupción en las altas esferas de la FIFA.
Pero los señalamientos
no se detuvieron ahí.
El 2 de diciembre de 2010, el Comité Ejecutivo de la FIFA designó a Qatar como la sede del Mundial de 2022.
Organizaciones de derechos humanos han señalado que los dirigentes cataríes utilizaron trabajadores de países vecinos con un alto índice de pobreza para explotarlos hasta límites inhumanos.
Hay alrededor de 1.7 millones de trabajadores migrantes en Qatar, lo que equivale al 90% de la mano de obra en esta Copa del Mundo.
En Qatar existe un sistema laboral conocido como kafala, que permite la contratación de extranjeros a través de "patrocinadores", que se hacen responsables de su visa y estatus legal.
Muchos de los trabajadores pagan hasta 4 mil dólares a agencias de contratación que los dejan en manos de los empleadores qataríes.
Una vez en Qatar, no pueden cambiar de trabajo… ni salir del país.
Este sistema facilita la explotación laboral.
Según cifras estimadas, alrededor
6 mil 750 trabajadores de India, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka han muerto desde que se le otorgó la sede a Qatar.
Pero se teme que el número sea mucho mayor.
Muchas de las muertes son reportadas como "naturales".
No obstante, ONGs sostienen que estos fallecimientos se deben a condiciones extremas de trabajo.
Aunque el gobierno ha hecho algunas reformas (dar salario mínimo y proponer la abolición de la kafala), estas medidas no evitaron que miles murieran para que el balón pudiera rodar en Qatar.